El escritor Mimmo Franzinelli encuentra a la historiadora Ana Ribeiro
Es la tarde del 9 de junio de 1937. Carlo Rosselli, una de las figuras más importantes del antifascismo italiano y fundador del movimiento “Justicia y Libertad” se encunetra en Bagnoles-de-l’Orne, una estación termal de Normandía. Desde hace dos días se reunió con su hermano Nello, prometente histórico del Risorgimento. Mientras vuelven al hotel, después de una visita a Alençon, caen víctimas de una emboscada. Obligados a detenerse en un camino de campaña, son bárbaramente asesinados por algunos sicarios de la Cagoule, una organización filofascista francesa.
En el ambiente de los exiliados políticos no existen dudas: el asesino de los hermanos Rosselli es una trágica señal de la dictadura mussoliniana. Las formaciones políticas en exilio reaccionan con desdén y frustración; unidas en una sola voz denuncian “en modo categórico e unánime que es la organización terrorista Ovra, a las órdenes directas del capo de gobierno italiano, que resalen la iniciativa y la ejecución del abominable atentado”.
Los precesos celebrados en Francia y luego en Italia, más allá de las pruebas emergentes, y más allá de algunas condenas a los participantes del asesinato, nunca establecieron la verdad.
Quiénes fueron los que ordenaron el delito? Porqué Carlo Rosselli devino objetivo prioritario del terrorismo internacional? Cuál fue el cruce de relaciones entre contraespionaje militar, ambientes de la derecha francesa y ministerio de relaciones exteriores? A setenta años de distancia, uno de los grandes delitos políticos del fascismo, queda como una historia de justicia italiana faltante. Con este volumen Mimmo Franzinelli concluye una investigación iniciada hacia fines de los años ’90 y se centra sobre el acopio de material de archivo de enorme interés, capaz de ofrecer al lector una nueva valoración de los hechos.
Más allá del fatídico 1937, la atención se centra en lo que sucedió después del delito, en los despistes de la prensa del regimen, en la conducta de los imputados y de la magistratura, en las tramas del ministro Galeazzo Ciano y de su jefe de gabinete Filippo Anfuso, en la historia de la Cagoule y de sus principales exponentes. El vasto material hoy disponible – fuentes precesales inéditas, relaciones de policía, nuevas adquisiciones historiográficas – permite una reconsideración compleja de los eventos “en el pleno convencimiento” sostiene Franzinelli, «che, ad ascoltarli, i morti la storia la raccontano».